En un comunicado, el Seremi de Salud, Alberto Godoy, anunció el inicio de un sumario y la clausura de la Panadería San Fernando, ubicada en la calle Farandato 556, tras una fiscalización que reveló múltiples falencias que ponen en riesgo la salud pública. La inspección se llevó a cabo en respuesta a una denuncia ciudadana que alertó sobre las condiciones insalubres del establecimiento. Según el informe, al momento de la visita, la panadería se encontraba en un estado de suciedad y desorden alarmante, con restos de masa fresca y calcificada esparcidos por los pisos y las maquinarias. Además, los paños utilizados para el pan en fermentación presentaban una higiene cuestionable, al estar sucios, grasientos y con un fuerte mal olor. Godoy también destacó que la bodega destinada al almacenamiento de harinas estaba siendo utilizada inadecuadamente como depósito de basura, con contenedores en mal estado y sin limpieza adecuada. Las condiciones de higiene se extendieron al baño destinado para los manipuladores de alimentos, que estaba sucio, maloliente y carecía de ventilación, además de contar con un inodoro sin tapa y una ducha inoperativa. Las deficiencias no se limitaron a la higiene, ya que la autoridad sanitaria detectó problemas estructurales en el local, incluyendo daños en el cielo raso y las paredes, así como la presencia de insectos como mosquitos y polillas. Ante estos hallazgos, los fiscalizadores de la Unidad de Alimentos de la Seremi de Salud decidieron decomisar y destruir alrededor de 100 kilos de masa que se encontraban en el establecimiento al momento de la inspección. De acuerdo con el Código Sanitario, el sumario podría derivar en sanciones que van desde un décimo hasta mil UTM, y la prohibición de funcionamiento se mantendrá hasta que los propietarios de la panadería demuestren haber corregido todas las deficiencias detectadas.
En un comunicado, el Seremi de Salud, Alberto Godoy, anunció el inicio de un sumario y la clausura de la Panadería San Fernando, ubicada en la calle Farandato 556, tras una fiscalización que reveló múltiples falencias que ponen en riesgo la salud pública. La inspección se llevó a cabo en respuesta a una denuncia ciudadana que alertó sobre las condiciones insalubres del establecimiento. Según el informe, al momento de la visita, la panadería se encontraba en un estado de suciedad y desorden alarmante, con restos de masa fresca y calcificada esparcidos por los pisos y las maquinarias. Además, los paños utilizados para el pan en fermentación presentaban una higiene cuestionable, al estar sucios, grasientos y con un fuerte mal olor. Godoy también destacó que la bodega destinada al almacenamiento de harinas estaba siendo utilizada inadecuadamente como depósito de basura, con contenedores en mal estado y sin limpieza adecuada. Las condiciones de higiene se extendieron al baño destinado para los manipuladores de alimentos, que estaba sucio, maloliente y carecía de ventilación, además de contar con un inodoro sin tapa y una ducha inoperativa. Las deficiencias no se limitaron a la higiene, ya que la autoridad sanitaria detectó problemas estructurales en el local, incluyendo daños en el cielo raso y las paredes, así como la presencia de insectos como mosquitos y polillas. Ante estos hallazgos, los fiscalizadores de la Unidad de Alimentos de la Seremi de Salud decidieron decomisar y destruir alrededor de 100 kilos de masa que se encontraban en el establecimiento al momento de la inspección. De acuerdo con el Código Sanitario, el sumario podría derivar en sanciones que van desde un décimo hasta mil UTM, y la prohibición de funcionamiento se mantendrá hasta que los propietarios de la panadería demuestren haber corregido todas las deficiencias detectadas.